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(!)...: diciembre 2010

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31/12/2010

Confesiones (este debe ser como la 5)

y bueno, agradezco a todos y todas los que este año me han seguido de una u otra manera, sin importar que estén por unos segundos o por varios minutos al frente de estas letras. Como siempre he dicho, este espacio esta dedicado a la expresión misma y me valgo de mi propia historia, de las pelis que veo, de la gente que me cuenta historias para escribir una y otra vez.
Aquí encontraran las mezclas de decenas de personas, a veces comienzo a escribir pensando en alguien y pf luego viene otro recuerdo y otro y otro y luego un salto de imaginación por pensar en un improbable. Son pocos los post dedicados a una o varias personas, quiero mover las emociones como cuando uno se monta en un autobús viejo y al pasar por lo huecos se siente un salto, un suspiro, te tomas fuerte de la baranda e intentas no salirte de la silla.
Como decía hace poco con un amigo que también escribe, no me crean y a la vez háganlo, no infieran mi personalidad de mis escritos, mis gustos o en el peor de los casos quien soy (aunque a veces digo quien soy)...
Escribo para emocionarme, y de paso para emocionarlos, tener nuevos significados de la cotidianidad...
Salto una y otra vez como Alicia, por un beso, por un aroma dejado por una desconocida en el tranvía, por unas letras sobre la pantalla y a veces por sencillamente nada.
Como toda historia comenzó con un primer paso, agradezco a una chica que hace mucho mucho tiempo me enseñó que en el mundo hay mundos y que una buena noticia merece ser siempre saltada en la cama, trip, trip trip.

Que tengan una nueva y bella vuelta al sol, que tengan sonrisas, lágrimas, silencios, palabras, que se mantengan respirando por los próximos 31 556 925.1 segundos y esperen otra vuelta al sol.
Desde la tercera roca del sistema, Pablo (!)... un chico de si y no.

29/12/2010

Fragmentos y pedazos de aquello que fue (todo en un tazón de cereal)

Aquella noche la soledad te rompió en pedazos y desde entonces huyes de tus fragmentos.

Le digo adiós a todas la formas que tienes de ser tu, a la mañana, al mediodía y a la tarde.

No te despediste, solo dejaste un interminable silencio.

No me salves ahora, no me salves mañana, no me salvos mientras yo caigo bajo tus besos.

Me fui porque no me desnudaste con tus palabras y no invitaste a la primavera.

Tal vez te busque y quiera leer de nuevo tu dorso, sé que solo habrá silencio, por eso quiero que si te buscó es porque me ha llevado el viento. tal vez si, o tal vez no.

Cartas al parque a mediodía III

Este año comenzó con tu despedida, con el hecho de haber descubierto que nuestros asombros son diferentes, que van por caminos en motocicleta casi opuestos; que yo aún riego la sal sobre el comedor y escribo tu nombre, que tomas el despertador y lo pones debajo de tus senos para que siga sonando a través de tu cuerpo; lo cual tampoco me molesta pero a la final deseas que ese sea un rito privado, sin espectadores. Y eso fue en últimas lo que hizo que nos subiéramos por separado a la torre de Chicago, yo un mero espectador de tus palabras de naranja, tu desgarrando los algodones de azúcar rosados.

Entonces entonces, entonces... como me saca de quicio ésta palabra, ya me cansé de considerar los entonces, la lógica, las consecuencias, odio ese instante cuando preguntaste cómo me veía en unos años, en unos meses... yo solo me quiero ver al espejo hecho por el agua del parque. Por eso a mitad del año huí, huí en silencio hacia fuera de la ciudad, a tener silencios con las hojas y no con tus nostálgicas palabras.

Mi cuerpo te ha ido olvidando, mis manos casi no recuerdan tus sabores, y creo que me quedaré únicamente con tu mirada.

Y a mitad de año todo cambio abruptamente, después del silencio vino ella con sus sonrisas un poco tímidas a mediodía, con su olor a fresa, con su pijama rosada, con los suspiros que se me llevaban los míos, ella que me compuso una autopista de quereres y nomeolvides... y como siempre todo terminó o casi en un aeropuerto, a medianoche, a medio sabor de día, le di mi suéter de rayas, lo tomó entre sus manos y acercándolo a sus labios  me dijo que le gustaba mi asombro. Desde entonces me envía postales sin palabras, sin letras, son fotos de sus labios sobre hojas, de su dorso sobre la sabana, de sus pies al levantarse. De su cotidianidad.

Como Carónte, yo llevo un bote de despedidas, no le pido que se quede o se vaya, mejor le cambio un par de sus ilusiones por la mías, un par de fotos por mis letras. Tal vez usted me olvide, tal vez yo me olvide... igual seguiré por aquí en este bote.

Cartas al parque a mediodía III

Este año comenzó con tu despedida, con el hecho de haber descubierto que nuestros asombros son diferentes, que van por caminos en motocicleta casi opuestos; que yo aún riego la sal sobre el comedor y escribo tu nombre, que tomas el despertador y lo pones debajo de tus senos para que siga sonando a través de tu cuerpo; lo cual tampoco me molesta pero a la final deseas que ese sea un rito privado, sin espectadores. Y eso fue en últimas lo que hizo que nos subiéramos por separado a la torre de Chicago, yo un mero espectador de tus palabras de naranja, tu desgarrando los algodones de azúcar rosados.

Entonces entonces, entonces... como me saca de quicio ésta palabra, ya me cansé de considerar los entonces, la lógica, las consecuencias, odio ese instante cuando preguntaste cómo me veía en unos años, en unos meses... yo solo me quiero ver al espejo hecho por el agua del parque. Por eso a mitad del año huí, huí en silencio hacia fuera de la ciudad, a tener silencios con las hojas y no con tus nostálgicas palabras.

Mi cuerpo te ha ido olvidando, mis manos casi no recuerdan tus sabores, y creo que me quedaré únicamente con tu mirada.

Y a mitad de año todo cambio abruptamente, después del silencio vino ella con sus sonrisas un poco tímidas a mediodía, con su olor a fresa, con su pijama rosada, con los suspiros que se me llevaban los míos, ella que me compuso una autopista de quereres y nomeolvides... y como siempre todo terminó o casi en un aeropuerto, a medianoche, a medio sabor de día, le di mi suéter de rayas, lo tomó entre sus manos y acercándolo a sus labios  me dijo que le gustaba mi asombro

27/12/2010

Cartas al parque a mediodía II

loca, rara, extraña, unida con pegastick a la realidad, con labios de autopista, con sexo a 120 km/h y sabor naranja, expectante, asombrada, anonadada, vitupera, pensante, escritora, ida, venida, simple, compleja, maniaca, bipolar, histérica, silenciosa, dilemática, con mirada de televisor de los 70, con vocablos que salgan del esófago, del estómago, visceral, impregnada de atardecer, con besos sabor a noche... y que vaya midiendo la vida con suspiros.

que me ame y me olvide
y que yo la ame mientras me olvida.

26/12/2010

cartas al parque a mediodía I

a veces, apareces y desapareces como la arena bajo los pies en la playa
tienes silencios a mitad de la rueda de Chicago similares a espacios en los algodones de azúcar
tienes besos que saben a domingo de fin de año
tu piel huele a Whisky en la noche
y asi... eres y no eres... estas y no estas..

25/12/2010

Historias y sofás con coca-cola

A Rafael Chaparro  Madiedo

Gracias a Anma 
por contarme sus historias en el sofá

Tetas de mantequilla
Sencillamente me ha costado un enorme trabajo recordar el día en que la conocí, seguramente está ese día casi que enterrado por mis otros olvidos cotidianos. Aunque como dicen por ahí, si no sabe invénteselo, así que diré que el día que conocí a tetas de mantequilla, yo paseaba por el hall de salud mental como siempre hago los viernes desde hace 6 años. La vi sentada transcribiendo unas hojas manchadas con su letra, me senté al lado y le dije -hola, yo soy raro ¿y usted?, sin mirarme me contestó -yo estoy rota, como muchos. Buscó uno de los colores que estaba en su bata blanca y esta vez mirándome escribió su nombre en la palma de mi mano.
                No comenzaré a decir ahora que tiene ojos color miel o que me perdí en su mirada, diré que al mirarme, sentí unos irreprimibles deseos de escribir mi nombre en sus tetas con el mismo color que me había pintado su nombre. Sin embargo, no lo hice porque no me pareció tan buena idea estando en la unidad de salud mental, así que me le quede mirando sus tetas de plástico y tratando de entender los manchones de sus letras que se borraban con el sudor. Por un momento imaginé que tetas de mantequilla tenía el extraño rito de irse cada 15 días a la torre Colpatria para tomar una foto de la ciudad al atardecer y luego  colgarla en la pared de su cuarto. Pared sobre la cual reposaría su espalda desnuda con intención de que se le pegaran las fotos y poder decir que tenía sexo con la ciudad a su espalda; al terminar y cubriéndose con la sabana iría a la sala, serviría un Whisky, fumaría un Marlboro Mentolado y me contaría una historia de sus viajes, de la vez que siendo niña, por hablar otro idioma nadie le entendía o la ocasión en que descubrió que le gustaba tener ordenado todo, sus papeles, sus vasos, sus bufandas y así....
                Pero la realidad pesa, pesa como las mañanas de lunes en el colegio, pesa cuando se va tarde, cuando es domingo y se está solo en mitad de humo de cigarrillos, pesa en este instante cuando Tetas de mantequilla me detiene de divagar y me dice -¿Tienes un cigarrillo?, le digo que no tengo cigarrillos, que de vez en cuando fumo… que debo irme. No la miró mas y no la vuelvo a ver sino un par de años después.

Costumbres
Tenía la costumbre de levantarse temprano, tender la cama y volver a dormir, podía ver como se dibujaba una sonrisa con el tacto suave de las sabanas hechas; a eso de las ocho y vestida con una de mis camisas se iba hacia la sala, sentada y cruzando las piernas, sacaba un cigarrillo, buscaba un lápiz y escribía canciones en servilletas; luego las colocaba en la pared de la ducha, le gustaba ver como eran devoradas las letras mientras el agua caía. Nunca pude escuchar bien sus letras, yo me quedaba absorto con su perfume, el olor a whisky, el sabor de los besos mentolados, el ruido de la noche, de la rumba sin rumbo, la arena de playa en la entrepierna, el zumbido en los oídos.

Pasajeros con destino a Bogotá
Pasajeros con destino a Bogotá, el vuelo 011 se encuentra atrasado por mal clima en la pista, recuerden que deben dirigirse a la puerta 3.
Me entere que había vuelto a Bogotá apenas unas horas al bajarse del avión, al llegar encontré como generalmente ocurre la puerta entreabierta del apartamento, hubo un silencio profundo, ensordecedor, un silencio de esos que traspasan las paredes. Ella estaba sentada al lado de la ventana y tenía la mirada perdida hacia las montañas, sacaba un cigarrillo tras otro, compulsivamente, temblorosamente, sus labios rojos titiritaban, en un tono apenas perceptible decía -país de mierda, decisiones de mierda, gente de mierda, apartamento de mierda. Cuando al finalmente se enteró de mi presencia, me miró en vano,  casi como si no existiera, sacó otro cigarrillo y siguió fumando, al verla note que sus labios ahora estaban rotos, que la sangre seca se esparcía sobre sus mejillas, su hinchado ojo izquierdo apenas le dejaba ver la montañas. La camiseta que un día realizaba una silueta a sus desnudos hombros, ahora estaba sin forma, manchada, opaca, y sus hombros antes llenos de pecas y de pequeños sitios donde perderse, parecían tristes recuerdos de una mañana desgastada. 
El siguiente día tenía un sabor amargo,  olía a periódico olvidado sobre una banca de parque; sin embargo, todo parecía olvidado, tetas de mantequilla estaba resuelta y decidida a tomar el episodio como una mala resaca de aguardiante y haberse caído por entre las escaleras. Después de todo a mediodía ya se encontraba sonriendo, colocando besos sobre el espejo con sus labios recién pintados,  yo intentaba poner a Arvo Pärt en el apartamento, pero ella sacaba a Mauricio y Palo de agua

Pequeñas cosas
Un buen día sencillamente Tetas de Mantequilla desapareció, en su cuarto dejó un par de libros, la cama tendida como si nunca hubiese estado, en el espejo escribió con labial una receta para hacer salmón al horno, tomó su ropa, sus maletas y organizó las monedas que reposaban en una cacerola al lado de la puerta. Debo aceptar que lo pintado en el espejo estuvo un largo tiempo, tiempo en que me negaba en parte a aceptar la abrupta y sin razón ida. No busqué explicaciones. A veces me despertaba y cometía el típico error de preparar más huevos, a comprar más arepas, con el paso del tiempo volví lentamente al cereal, al té, a pintar hasta tarde; creo que si bien no me interesa los motivos de la partida, si es claro que hay un cierto aire de nostalgia con pequeñas cosas, verla leer el periódico en la cama o verla moverse de una lado para otro, el sonido de sus labios cuando pronunciaba la palabra parsimonia.
Lo extraño es que dos años después llegó, un día miércoles cualquiera, en un tarde cualquiera de lluvia Bogotana; me la encontré en el sofá de la sala cruzada de piernas fumando sus Malboros mentolados, me preguntó dónde había dejado la cocacola y si le había escondido el cenicero, que detestaba usar la cajetilla como tal. Le pregunté que había hecho en el día –comer y dormir, como siempre, me respondió. Ese día se quedó, las fotografías volvieron a pegársele a la espalda húmeda, el pelo sabor a trigo enredado en los labios, la agitación nocturna, la banda sonora que no era más que un simple televisor en capítulos repetidos de Alf.  No sentí llegar la mañana, así como tampoco sentí cuando ella se fue hacia la sala a abrir las ventanas de par en par a las 5 de la mañana, me desperté por el frío y la vi sentada mirando las montañas del centro de la ciudad,  -esto era lo que más extrañaba, me decía, -el amanecer entre las montañas, donde vivo casi no hay, y cuando apenas se alcanzan a ver son sofocadas por el smog de la ciudad, que mierda es vivir en una ciudad.
-¿usted no va preguntar por qué me largue? ¿Por qué un buen día me ausente, sin decirle, sin avisarle siquiera? ¿No me a preguntar por qué ahora estoy aquí?
-no creo que usted tenga una respuesta, no creo que usted sepa porque volvió o porque se fue, supongo que igual no me bastaría con una razón así me la diera. Mejor quédese sentada y le traigo una cocacola.
Ese mismo día ella partiría a NY, rara vez voy a los aeropuertos a despedir a alguien, me surgen una gran cantidad de sentimientos encontrados que poco entiendo, al caer de la tarde, llamamos un taxi y la acompañe hasta inmigración. Mientras pasaba papeles ella me mandaba besos al aire, compré un café expreso y con mi aliento empañe uno de los vidrios que dan hacia las puertas de abordaje, allí en mitad del vidrio escribí, Tetas de mantequilla…

13/12/2010

Fantasía

lo extraño de la fantasía es que la veas generalmente como algo ajeno a la realidad...
en mi caso indistinguibles...

8/12/2010

Hermanita


Hermanita
Cargado originalmente por principitodeiris

he aqui a la hermanita mia...

tomar-te y otras vicisitudes

en tu apartamento suelen darse diferentes horarios, como un pequeño mundo coexisten al mismo tiempo diferentes tiempo; así pues, mientras para tu gato es hora de dormir, tu compu se despierta y chatea con los vecinos, en la alacena hay dos cucharas que creen que es hora de almuerzo e intentan dejarse caer sobre el helado de chocolate, sobre el brazo del sofa descansan igual que haciendo siesta un par de cigarrillos... finalmente vos compartes el horario de gato... porque mientras duermes, lo sueñas...

7/12/2010

dispares y de cerca (segunda parte)

claro también me imagino que discutiremos, que usted se quedara callada, me mirará mal, pensará que habrá tomado una pésima decisión y yo también haré lo mismo. Habrá días en los que yo duerma frente al computador, me quedaré escribiendo y usted sentirá que eso no es para usted... a veces estaré en un silencio incómodo y me dedicará a pintar, le robaré fotografías para colocarlas en la pared...

cosas que suceden en ningún lugar...
c'est la vie

6/12/2010

Dispares y de cerca (primera parte)

lo discordante es que en definitiva o mas bien en últimas yo no me podré enamorar de usted, claro, la soñaré, viviré, querré, haremos el amor, amanecerá y prepararemos huevos, le escribiré, contaré  y leeré; en ocasiones discutiré con usted, en otras llegará usted tarde y yo estaré de mal genio aunque también viceversa (esto último mas frecuente), es posible que cuando yo la vea sienta unos enormes deseos de besarla y lo haga, que la asuste con pendejadas como suele suceder, tal vez ocurra que un buen día usted me extrañe, me llame y me cuente recuerdos, yo la escucharé, le daré sonrisas, la abrazaré, le daré la razón por el hecho de verla sonreír y que me diga: ''ves, tengo razón'', la acompañaré con un chocolate caliente bajo la lluvia, buscaré su mano en mitad  de la noche para sentirla cerca, la encontraré sexy mientras lee el periódico el domingo en la cama, sonreiré cuando usted lo haga, creeré que tendremos un destino, mis brazos la rodearan mientras hacemos un pastel de cumpleaños, nos iremos el domingo a la afueras de la ciudad con el único fin de andar, dormiremos la siesta y veremos películas hasta la noche; pero como dije al comienzo no creo que me pueda enamorar de usted, porque usted, aún no aparece...
o tal vez ya nos conozcamos y nos ignoramos...

5/12/2010

mi libro de cerca


mi libro de cerca
Cargado originalmente por principitodeiris

de cerca, muy cerca

Excusas

Me excusaría, pero no lo haré... contaré con la situación. Tenía una gripa de mierda con una fiebre de 40 grados, con un puerco sudor frío de dos horas, con espasmos ocasionales, con una irremediable tos cuando me daba la espalda o sentía mas frío, una tos de esas que ahogan, repetida, sostenida, inmamable, yo entre el mal genio, los mocos, la camiseta fría por el sudor; la veía, la soñaba... a mi no me bastó.. otro día será, tal vez, o tal vez no...

4/12/2010

caminos moteados

muchas veces te veo de lejos y de cerca, a veces me quedo mirándote mas que de costumbre, observo tu forma de sentarte y cruzar las piernas sobre las sillas, o como tomas un cigarrillo...
ayer divague por tu piel moteada con mis labios, ayer respiré brevemente el sabor de tu cuerpo, me resbalé una y otra vez por las siluetas de tu camiseta blanca, con mis labios sentí el alabeo de los tuyos.

ayer cerré los ojos y te mire con mis labios...